miércoles, 2 de junio de 2010

Una Práctica litúrgica Viva y Verdadera

Sin duda es más fácil discutir sobre la teología de la liturgia que esforzarse por realizar una auténtica celebración litúrgica. Pero de la una se debe sacar la fuerza, la paciencia y los medios para pasar a la otra. La humildad del estudio, no para encontrar una serie de pruebas que demuestren que tenemos razón, sino para buscar progresivamente en qué consiste y qué es lo que puede favorecer el encuentro de Dios con su pueblo, en el respeto del Uno y del otro, es una tarea y una misión que se practica todavía poco.

El resultado de este esfuerzo no consiste sólo en lograr «hermosas » celebraciones, sino más bien el de verificar en la comunidad creyente la situación de nuestra fe vivida. Y si nos encontrásemos con que hay todavía un gran trecho por recorrer, ahí están los gestos, las palabras, las miradas, los gritos, la escucha, los silencios, así como las aclamaciones, las explosiones de alegría y el abrazo de la comunidad que nos dicen y nos permiten experimentar, incluso con los sentidos, la presencia "graciosa" de Dios, que nos acompaña a través de nuestra historia más allá de la historia.

Carlos CIBIEN

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